La productividad de un trabajador en una empresa puede estar condicionada a unos cuantos factores, entre los que se encuentra, por ejemplo, la elección de una buena silla de oficina. Las compañías se han ido dando cuenta con el tiempo de que para tener a un empleado satisfecho y que ofrezca el mayor rendimiento posible es necesario poner a su disposición las herramientas más convenientes.
El material de trabajo, en ese sentido, desempeña una labor esencial, como es el caso de una silla cómoda, en la que vaya a estar las ocho horas de su jornada laboral y que no le genere ningún tipo de problema, ya sea físico o de concentración fruto de esa incomodidad.
Cuando la silla que usa en el día a día no se ajusta en realidad a lo que precisa, los daños van más allá de una simple molestia en la espalda. Estos dolores llegan a provocar estrés y falta de concentración, por lo que su rendimiento se verá afectado para mal. Si no se toman medidas a tiempo, las lesiones pueden resultar mucho más graves desencadenando absentismo laboral, bajas frecuentes y dolencias para toda la vida.
¿Por qué merece la pena invertir en una buena silla de oficina?
La compra de una silla de oficina cómoda nunca debe verse como un gasto, sino como una inversión más que contribuirá a incrementar la productividad y el rendimiento del profesional. También se reducirán de manera considerable los errores en tareas básicas como puede ser la lectura.
Un trabajador que se encuentre a gusto, sin dolores que puedan desconcentrar, podrá realizar sus tareas con más interés y concentrándose en lo que realmente importa. No perderá el tiempo en darle vueltas a la cabeza o en buscar soluciones a todos estos problemas que le afectan por una incómoda silla de oficina.
Cómo es la silla de oficina correcta
La silla que se escoja debe aportar al empleado la suficiente comodidad. Entre otras cosas es preciso que le de soporte a la espalda y reduzca la tensión del cuerpo a la hora de mantenerse erguido. Pero es preciso aclarar que no existe una silla única para todos, ya que entran en escena una serie de factores como la altura, la forma del cuerpo o los gustos personales de cada uno.
Una silla cómoda se adaptará a las necesidades corporales de las personas. Tanto el respaldo, la altura e inclinación deben poder ajustarse para conseguir esta comodidad. Estas son algunas de las características que debe presentar:
Claves para evitar una mala postura
Una silla cómoda permitirá que adoptemos una posición lo más natural posible durante el periodo que permanezcamos trabajando. En cierta medida nos librará de una postura incorrecta que desencadene molestias o tensiones innecesarias.
- La postura adecuada para trabajar delante de un ordenador será la que permita que la parte superior del cuerpo forme un ángulo recto con la inferior, conservando la espalda totalmente apoyada sobre el respaldo.
- Permanecer mucho tiempo en la misma postura, sin cambiar de posición resulta contraproducente y resulta peligroso aunque te sientas bien. Cada cierto tiempo hay que mover los pies y las piernas y modificar el uso del reposapiés. Descansar unos minutos cada hora, para caminar o estirar, viene bien a todo el mundo.
- Los pies deben de permanecer en todo momento apoyados, ya sea sobre el suelo o un reposapiés, evitando cruzar las piernas que puede provocar una parálisis del nervio peroneo.
La altura del asiento debe ajustarse de manera que los codos permanezcan a la altura de la mesa.
